Por: Fernando-x Arteaga
El
cielo hoy cubre mi alma con tu fugaz recuerdo
y
estoy aquí otra vez, esperándote;
sólo
en tu presencia con la mirada del amor profundo.
Te
digo entonces piensa un poquito en mí,
y
ámame como yo a ti.
Dibuja
mi rostro frágil en tu mirada,
pinta
mi sonrisa viva en tus palabras,
pide
por mi en tus oraciones gloriosas,
siente
mi sombra en cada paso tuyo,
que
yo haré lo mismo por ti.
La
distancia de nuestras células,
es
igual a la lejanía de tu compasiva alma,
pero
solo tu voz me dará el color del aliento
para
amarte tanto como el sueño de Afrodita.
Amor
mío, mis manos tienen
la
marca de tu cuerpo
mis
ojos tienen el sabor de tu luz,
mis
palabras el color de tu sabiduría
y
mi vida el camino de tus células vivas,
como
aquel arcoíris de felicidad.
Te
entregué toda mi alma,
te
di toda mi vida,
cada
parte de ella, entonces te di:
mis
sueños, mis debilidades,
mis
fortalezas y desengaños,
te
di mis ilusiones y mis errores.
Ahora
te doy mis triunfos,
mi
otro yo que renació contigo,
porque
mi cuerpo ya no tiene la misma alma,
mi
alma es diferente, con los principios de la vida.
Hoy
mi espíritu es otro, es invencible, impenetrable.
Hoy
mi cuerpo es otro, es invencible, impenetrable; también.
Los
sueños del amor y el tiempo dedicado a ti;
me
enseñaron a ser otro vástago de ti,
y
no habrá mortal que destruya nuestra pasión,
nuestras
ganas de amarnos,
nuestras
ganas de ser un solo ser.
Te
amo, y mi bandera lleva como escudo tu rostro,
tu
sonrisa clara, tus ojos dulces,
tu
mirada o tus palabras, tu nombre; y
jamás
permitiré que profanado sea.
Lo
llevaré con orgullo y gallardía.
Empuñaré
con fuerza la historia de nuestro amor,
para
vivir eternamente a tu lado,
bajo
el fuego de nuestro sideral amor
y
del calor de aquel sueño, llamado; nuestro hogar.
Del
poemario: "Soledad"
Año: 2010
Año: 2010