Por: Fernando-x Arteaga
Caminaba con él al encuentro de los astros,
sobre los
sembríos que los rayos conquistaban,
sobre tormentas
boreales y cantos extraños,
sobre frías
constelaciones que a mi giraban.
Caminaba cerca
de los agujeros negros,
entre las
galaxias del vacío sideral
y soportando
meteoros vivos y muertos,
sentía ver
relámpagos en el vesperal.
Y escuché su
viva voz cual cometa fugaz,
voz afable y
compañera de mi ángel guardián,
voz sincera,
consejera, valiente y veraz.
Es mi ángel es
un mortal es quien me hace volar,
mi vida en el
pesar caminante al universo,
es el claro
cielo sobre mí un pequeño mar.
Él recordábame
mi fuerza y diome valor,
solo él
reanimaba mi perdido corazón.
Y así juntos
vagábamos en el hiel espacio,
buscando
estrellas en una gran constelación.
Poemario: Un libro sin final
Año: 2006