domingo, 7 de agosto de 2016

Nostálgico Verano


                                                                                          Por: Fernando-x Arteaga

La luz del sol baja desde el cielo,
calentando las planicies de mi cuerpo.
El viento acaricia las hojas de los árboles,
dibujando la danza de la vida.
La tarde termina y mi aliento te busca,
contemplando la espalda del tiempo.

Distantes nuestras miradas se pierden,
en la desdicha del frío somnoliento y enfermo.
Dónde dejamos aquel soplo de vida de ensueños,
dónde se perdieron las mariposas del camino.
Miro la hoja escrita de nuestro pasado,
y se rompe en minutos cada palabra.

Te pienso y pinto nuestras sonrisas extintas,
mientras intento recoger nuestros pasos;
pero me siento derrotado sin esperanza alguna,
me siento translucido con la sangre difunta
cargando errores, y pisadas llenas de llanto.
Así se obscurece el alma  con el mismo tono del día.

El sonido de nuestra voz es más débil que la brisa.
Las melodías colapsan en notas  sin clave,
 y  este amor se resquebraja entre nuestras manos,
sintiéndose huérfano con el color evaporado.
Mientras el desconcierto invade nuestro pentagrama
dejamos que  la música del amor se vuelva efímera.

Pronto te veré con el fin de la tarde y el caer de las hojas.
No tendré palabras para abrazar tus suaves labios.
Sufriré la angustia de tu presencia intangible,
mientras mis células tiemblan llenas de ilusión.
Se acerca el momento y se me arranca la vida;
será injusto cerrar este libro con frases desaparecidas.

No quiero desbrozar las llanuras de este amor,
sin antes volverlo a caminar juntos. ¡Otra vez!
Sembrar quisiera sobre nuestra tierra  nuevas sonrisas,
y recogernos las miradas y  sintir las melodías más dulces.
Ven conmigo y contemplemos el fulgor del sol sobre el cielo.

¡Ten compasión de este nostálgico verano!

Quito, Agosto, 2016