miércoles, 23 de noviembre de 2011

Carta en la Soledad


                                                            Por: Fernando-x Arteaga

La oscuridad de las almas tiene sombra inmune; en las noches se refleja en la luna; pero por qué de pronto en mi alma nació el fulgor del dios del día, del diamante oro del cielo, de la luz de mis ojos; de su rostro como el tuyo, reluciente, eterno, que me da vida, el brillo de mi sonrisa, el brillo de mis palabras, el brillo de mis pasos, el brillo de ti que disipó la tenebrosa oscuridad de mi alma, como en los momentos en que las sombras del mundo desaparecen cuando las alas de Cupido recogen nuestra mirada que mientras sin amor se muestra pensativa y fija en la luna del manto oscuro; te digo que eres del cielo y siento cuando te miro el frío de los andes, el calor de la playa, un sudor que recorre cada célula de mi cuerpo.


Cierro mis ojos y tu mirada me atrapa para viajar en el tiempo y alucinar, ser otro, ser el viento, el agua, la tierra, el fuego, ser de ti y tú de mí. Si supieras cuanto te necesito, si supieras que tus palabras me hacen falta, que verte a cada instante no es suficiente aún más no verte siempre, los días pasan el amor crece, las palabras se agotan, los besos vuelan, los abrazos se vuelven eternos y el deseo de juntar tus manos con las mías se vuelve infinito; tu sonrisa vuela en mis recuerdos, las horas no tienen final y desespero por tenerte cerca, más cerca que el horizonte entre el cielo y el mar, más cerca que ser mi piel, mi vos o mi aliento.
  

Ya no sé lo que es la oscuridad, ni en la noche tu luz se apaga, vivo en la eternidad del amor, las almohadas renunciaron a mí, el sueño me abandono con ellas y no puedo vivir sin dejar de pensar en ti, recordar los segundos que ya pasaron, de contarme nuevamente las pocas historias que vivimos y recuerdo las calles por las que caminamos, recuerdo el ruido de la multitud, la música, la alegría de las fiestas, recuerdo todo aquello pero no con la claridad con la que recuerdo tu mirada, tus manos, tus labios y tus palabras sobre mis oídos, dos , tres, ocho, contar cada silbada de tus frases, reunir cantidades inmensas de recuerdos, para que mi corazón no palpite al vacío solo muchas veces. 


Una habitación se burla de mi soledad y los espejismos de tu rostro viajan en el espacio, se confunden con la realidad y todo parece ser autentico: tus caricias, tus besos, tu cuerpo y el mío lo que fue desaparece porque son únicamente recuerdos que mueren pronto porque al nacer el día te volveré a ver y los minutos que fueron siglos serán recompensados y el tiempo me dará la oportunidad de tenerte nuevamente cerca porque será un nuevo día, otro astro para los dos, un nuevo amanecer al que suplica mi ternura, pues tus pasos te traerán a mí y tu mirada y la mía, y tu vos con la mía será la lluvia que hará florecer nuestro profundo sentimiento de dos.


Del poemario: "Amanecer Amar"
Año: 2008